En medio del caos que se está volviendo la coronación de Carlos III, el heredero al trono habría dado importantes pasos para hacer del castillo de Windsor su residencia principal, tras haberse resistido inicialmente a la idea de ocupar las antiguas dependencias de su difunta madre, Isabel II.
De hecho, a lo largo de los últimos días, el soberano habría "supervisado" personalmente el proceso de ver cómo se retiran las pertenencias de la anterior monarca para hacer sitio a las suyas, lo que ilustra a la perfección el cambio de ciclo que se inició cuando fue proclamado rey y que culminará con su coronación el próximo 6 de mayo.
Algunas posesiones de Isabel II quedarán confinadas a oscuros almacenes, mientras que las más valiosas ya estarían siendo catalogadas de cara a futuras exposiciones o para integrarse en las colecciones reales, como aseguran fuentes de palacio contactadas por el diario británico Daily Mail.
"El Rey tiene que acomodar el castillo a sus gustos y necesidades, como era de esperar, y ya ha traído algunas de sus piezas de arte favoritas y demás objetos que harán que las estancias sean más acogedoras", reveló un informante.
Otra de las razones por las que Carlos eligió hacer reformas en esta residencia es el tráfico aéreo procedente del aeropuerto de Heathrow es especialmente denso y ruidoso en la localidad, por lo que el monarca ya habría tomado medidas para aislar debidamente todas las ventas y puertas.
Asimismo, y a fin de convertir la finca en una mucho más respetuosa con el medio ambiente, Carlos III habría ordenado la instalación de varios puntos de carga para vehículos eléctricos, además de plantar un sinfín de nuevos árboles para liberar oxígeno y compensar así la huella de carbono que deja el palacio.