Tal parece que ni los miembros de la realeza escapan a la fiebre de las cirugías estéticas y procedimientos que prometen arreglar las imperfecciones que todo ser humano posee, y es que recientemente se ha revelado que Camilla Parker, actual reina consorte de Inglaterra también ha sido víctima del bisturí.
Se dice que la esposa del rey Carlos III tuvo que alinearse a las reglas de la corona británica, mismas que incluyen lucir perfecta la mayor parte del tiempo, por supuesto que esto no puede lograrse de otra manera más que recurriendo a cirujanos y herramientas que preserve en la juventud.
De acuerdo con el libro Majesty, escrito por Bertrand Meyer-Stabley, la reina consorte se ha sometido a peelings y tratamientos con láser para borrar las patas de gallo, así como las líneas finas alrededor de los labios (vía El Nacional). Así como inyecciones de botox en la frente para disminuir las arrugas y someterse a un blanqueamiento y realineado dental “con un costo aproximado de 10 mil libras esterlinas”
El libro revela además que esto no fue únicamente por gusto de la consorte o incluso por necesidad, sino porque así se lo pedían las directrices en la realeza, mismas que se encrudecieron tras la muerte de la reina Isabel II y la inminente llegada al trono de Carlos.
“Se dice que esta metamorfosis estética incluso fue alentada por el rey Carlos III por consejo de sus expertos en comunicación para empujar a Camilla a mejorar su apariencia y adaptarse a los estándares que se esperan de los miembros de la familia real”, cita Vanity Fair Italia.
Además, el libro añade que le pidieron a Camilla dejar de fumar, pues le fue fiel al tabaco por 40 años, y finalmente sí se deshizo de este hábito.