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Reina Isabel II: Los corgis de la monarca la extrañan demasiado, revela su entrenador

Los fieles compañeros de la reina siguen aguardando su llegada al palacio.

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Decir adiós a un ser querido nunca es fácil, sin embargo, para los perritos esto puede volverse aún más cruel, pues no comprenden que su cuidador nunca volverá. Recordemos la gran pasión que Isabel II tenía por los corgis, dejando a su paso más de 10 generaciones de estos simpáticos canes, desde que le fue regalado su primer ejemplar, a los 18 años.

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Tras su fallecimiento, la pregunta lógica fue qué pasaría con el último par de perros que estaban bajo el cuidado de la reina; a lo que trascendió que pasarían directamente a la nueva pareja real, Camilla y Carlos III.

Sin embargo, ahora  el ex entrenador Roger Mugford hizo una triste confesión sobre los perros, pues reveló que sus dos últimas mascotas, llamadas Sandy y Muick, son conscientes de la muerte de la soberana y que, incluso, la extrañan demasiado.

Durante una charla con ETOnline, Roger afirmó que los perros son muy perceptivos a los cambios de sus sueños y que sienten su ausencia, por ello, está "seguro de que sabían que Su Majestad estaba decayendo y de que la extrañan".

"Dudo que se sientan tan dolidos, porque estaban acostumbrados a ser cuidados por otros miembros de la casa y, por supuesto, por el príncipe Andrew, que estuvo presente en el momento de la muerte y que ahora se hace cargo de su cuidado, sin embargo, la extrañan, era muy común que ella jugara con ellos, los visitara y estuviera en una constante conexión con ellos", dijo el entrenador.

Roger señaló que era "encantador" que Sandy y Muick -que esperaron fuera del Castillo de Windsor el día del funeral de la difunta monarca mientras se realizaba la procesión- estuvieran con Su Majestad en los últimos años de su vida y dijo que probablemente ella había sentido un "gran consuelo" con ellos.

 "Fue tan encantador que, en sus últimos años, tuviera dos pequeños corgis y otros perros a su alrededor. No hay duda de que, en cualquier etapa de nuestra vida, pero particularmente cuando sentimos que estamos declinando, es increíble acariciar y ser amado por un admirador acrítico como lo es un perro. Eso es un gran consuelo".