Coleccionar puede ser placentero cuando se puede elegir qué guardar y qué no, y donde el criterio es absolutamente personal. Para el que colecciona, el objeto está cargado de valor. Ahora bien, se vuelve patológico cuando es compulsivo, cuando la incapacidad para desprenderse de los objetos es incontrolable.
Cuando se guardan cosas inútiles, en forma caótica y excesiva, la casa se transforma en un depósito, hasta un punto en que toda la vida diaria puede estar tomada por el problema, y no se puede siquiera comer, dormir, limpiar o andar por los cuartos. A la persona le aparece malestar por no poder evitar la acumulación y una angustia que no puede manejar si la familia intenta tirar algo. Se sufre en soledad y calladamente. Y en los casos extremos, puede llegar a deteriorar la calidad de vida.
Cómo actuar frente a un acumulador
“Es un tema muy complejo y hay que tener mucha cautela, porque ellos pueden no tener conciencia de la enfermedad. Algunas personas no se sienten anormales a pesar de que no quieren que los vean, o toquen sus cosas, y mucho menos desprenderse de ellas”, explica la Dra. Mónica Favelukes, psiquiatra y psicoanalista. Si bien la psiquiatría suele referirse a este problema como el Sindrome de Acumulación Compulsiva y se lo ha asociado a los cuadros de obsesiones y compulsiones, es un síntoma que puede formar parte de distintas patologías, por ejemplo, un depresivo que vive como un duelo el desprendimiento de cada cosa.
“En el acumulador parece haber una gran vulnerabilidad psíquica, un gran dolor y una particular melancolía ocasionada por la pérdida”, dice la médica, que ocupa el cargo de Secretaria General de la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados (AEPG), y agrega: “Los familiares y amigos no deben imponer la solución, sino promover con respeto que la persona busque ayuda, pues tras la limpieza extrema se verá que, algunos meses después, todo vuelve a ser una nueva montaña de ‘tesoros inútiles’".
La acumulación compulsiva no tiene un solo origen, y desde el psicoanálisis estas conductas se interpretan como resultado de un conflicto inconsciente. Por eso, su tratamiento se basa en la psicoterapia, y en casos muy graves se puede incluso indicar el uso conjunto de psicofármacos.